Emilie ha sido ascendida a directora del departamento de Recursos Humanos, gracias a su gran poder de persuasión, para que los empleados renuncien en vez de tener que despedirlos. Ella lleva a cabo su trabajo sin remordimientos ni moral, hasta el día en que uno de los empleados a quien ella hostiga, se suicida. Los ejecutivos de la empresa comienzan una investigación asegurándose de poner a Emilie como la culpable de la tragedia.

François Pignon trabaja como contador en una fábrica de látex, pero debido a una reestructuración de personal van a despedirlo. Su nuevo vecino le propone una idea para que no pierda el empleo: correr el rumor en la oficina que es homosexual y así los directivos de la fábrica no podrían despedirlo porque sería discriminación laboral. Esto por supuesto, afecta el comportamiento de todos los que le rodean y las cosas no salen como esperaba.